En 1986 hice un curso de mecanografía. Un mes antes de entrar en la universidad, durante unas horas cada semana, con constancia, aprendí junto con otras personas a escribir sin mirar a las teclas, con teclas negras, sin letras ni números en el teclado.
No sólo aprendí a escribir rápido (más de 200 pulsaciones por minuto) y sin errores, aprendí que invertir un tiempo en aprender un método (sobre una materia que te acompañará el resto de tu vida), te proporciona ventajas y grandes beneficios, aunque ya no tengamos que cargar con aquellas antiguas máquinas de escribir.
En estos momentos, he visto todo tipo de métodos, reacciones y respuestas ante el trabajo on line o a remoto y situaciones que estamos viviendo, que han realizado las personas de los 30 proyectos que tengo abiertos, en diferentes empresas y organizaciones clientes.
Tengo la suerte de trabajar con personas eficientes y felices incluso en estos momentos cambiantes ¿Cómo lo hacen?
1. Toman decisiones de forma consciente (responden en vez de reaccionar ante la incertidumbre y los cambios constantes).
2. Trabajan con un método
3. Y lo que es más importante, tienen la capacidad de adaptación de ese método a la nueva situación. Saben cambiar hábitos arraigados de forma consciente.
4. Están desarrollando su capacidad de resiliencia ante las situaciones realmente difíciles y de adversidad.
La buena noticia, es que, la resiliencia, puede entrenarse y desarrollarse. Todos podemos ser más resilientes y eficientes si nos lo proponemos deliberadamente.
La práctica de mindfulness, tal y como evidencian estudios científicos, es una buena forma de hacerlo.
Y no estas sólo, sola en esto. Puedes participar en una red de apoyo que te ayude a afrontar los cambios que seguirán llegando. Puedes formar parte de un grupo con el que poder aprender, meditar, explorar, compartir la experiencia personal y profesional sobre nuestra gestión del tiempo. Puedes contar con una entrenadora a tu lado.
Tanto si trabajas 100% presencial, 100% remoto o de manera mixta, parece que dedicar un tiempo a aprender un método de eficiencia en el trabajo y desarrollar tu capacidad de resiliencia es ahora una buena inversión para el resto de tu vida.
Aumenta tu productividad y tu bienestar: mindfulness y gestión del tiempo – 2ª edición
un abrazo enorme y lo mejor para estos momentos en los que estamos.
¿Cómo aprovechar esta situación para salir fortalecidos, -as personal y profesionalmente?
Seguro que en estos momentos te han surgido muchas preguntas y tal vez menos respuestas.
Por eso quiero compartir contigo el resultado de una iniciativa liderada por Emana que recoge inquietudes en estos momentos de incertidumbre y las respuestas que damos personas que pertenecemos a la Red de Emana.
Espero que puedas vivir esta situación como una oportunidad única de aprendizaje.
¿Te has escuchado decir alguna vez no tengo tiempo?
El problema no es no tener poco tiempo. Puedes tomar la decisión adecuada de reservar una mañana libre de reuniones o entrevistas para dedicar a eso que es importante para ti. Y sin embargo te encuentras cansada o distraída. ¿De qué te sirve tener tiempo si te falta la energía o la atención necesaria para disfrutar y tener esa sensación de fluir que tan felices nos hace?
No quejamos de falta de tiempo, y en realidad el tiempo es sólo uno de los tres recursos clave que tenemos para hacer las cosas. La persona Efectiva y Afectiva gestiona bien su TIEMPO, ENERGÍA Y ATENCION.
Cada día pregúntate ¿Estoy poniendo mi tiempo, energía y atención donde quiero y me importa de verdad? Necesitas la atención plena y capacidad de concentración para “enchufarte” a lo que haces, sacar la mejor versión de ti, tener creatividad y brillar de verdad.
Si quieres mejorar tu gestión del tiempo, atención y energía, te puedes apuntar a esta mini formación on line gratuita que comienza el lunes 14 de enero:
https://emana.net/gestiona-tu-tiempo-gratuito/
Cuando mis tres hijos eran pequeños, en ocasiones colocaba una cámara de vídeo en la cocina para que grabara la cena familiar sin que lo supieran. ¿Os podéis imaginar la escena? Después nos reíamos viendo la grabación, tomando conciencia de las dinámicas entre nosotras, cómo nos interrumpíamos, las bromas que nos hacíamos, los ataques que recibíamos…
Ayer observaba que la dinámica y la conversación de nuestras cenas han cambiado con la edad. En el momento de elegir su futuro profesional, nos “pillamos” conversando sobre qué camino seguir una vez terminado el bachiller y el típico “¿En qué te gustaría trabajar?”.
Yo a su edad, ni conocía que existía un nombre para el trabajo que hoy desempeño. Y ni me hubiera imaginado que una disciplina como el “coaching de equipos” me daría tanta satisfacción.
Trabajo con equipos de personas que, aunque disponen de un gran recorrido profesional en
el ámbito técnico, sienten que necesitan apoyo para constituirse como equipo directivo y liderar equipos de los que ahora son responsables.
Acompaño a equipos en el desarrollo de su propósito compartido, en el establecimiento de las reglas del juego y de la relación que mejor favorezca la realización de la tarea. Estoy ahí, buscando el alineamiento en torno a su objetivo, el desarrollo de la confianza y la corresponsabilidad, la comunicación interpersonal efectiva, la toma de decisiones, el manejo constructivo de conflictos, etc.
Encuentro, una y otra vez, que el funcionamiento de un equipo refleja las dinámicas de funcionamiento de la organización a la que pertenece, que hay patrones sistémicos de comportamiento que se repiten desde el equipo de dirección hasta los equipos de base.
En ocasiones, cuando estoy ante un equipo, en un momento de la reunión, me siento en una esquina de la sala y tomo “el papel de hacer de cámara de vídeo”. ¡Como aquella que ponía en la cocina cuando mis hijos eran pequeños!. Hacer de “cámara” no ha sido siempre fácil. He tenido que “desaprender”, dejando por un momento fuera mis conocimientos previos o mi tendencia a actuar como consultora, formadora o facilitadora. Y he tenido que aprender a desarrollar profundamente ciertas actitudes como:
Y en todo momento siento un profundo agradecimiento hacia el equipo y la organización. ¡Me permiten entrar hasta la “cocina” de su casa! Realizo esta tarea con gran humildad porque yo soy solo una invitada a su equipo. Son ellos los que saben. No tengo las respuestas, yo devuelvo percepciones. Las respuestas están en su interior. Yo sólo les enciendo la luz ( de la cocina ) para que las vean.
En febrero, comenzamos formación en coaching de equipos para profundizar en estos temas. Más información aquí.
Percibe la pequeña diferencia entre “deseo” y “aspiración”
El “deseo” en ocasiones nos lleva a apegarnos a la meta impidiéndonos disfrutar del presente camino. El “deseo”, en no pocas situaciones, se rodea de unas expectativas que nos conducen a la frustración y sentimiento de fracaso.
Sin embargo tener una “aspiración” nos abastece de la energía para caminar durante el día. La “aspiración” nos marca el norte para saber la ruta y no perdernos en la noche.
Recordar cada mañana tu intención, te será de gran ayuda.
¿La fe mueve montañas?. Para saberlo, tendríamos que acudir obligatoriamente al idioma nativo de aquel, Jesús, que tanto habló de fe. ¿Qué quiso decir con la frase “la fe mueve montañas”?.
No llegamos a “pillar” el significado de esta frase, tal vez por un “error” de traducción. La palabra “fe” en boca de Jesús no era utilizada como sinónimo de “creencia”, ni tampoco como una llamada a que la gente tuviera que “creer” en él o en “algo”. Con este término hacía mención a lo que en las primeras transcripciones al griego de sus enseñanzas significaba algo como “confianza, perseverancia y compromiso”
Y es que, se puede comprobar, que cuando San jerónimo ( 342- 420 ) hizo la traducción del griego al latín de la palabra “fe” ( “pistis” en griego ), utilizó el término que mejor supo o pudo encontrar ( “fides” en latín ). Utilizó este término para traducir algo que en su origen en realidad significaba “ confianza, compromiso y perseverancia”
Esta fe o “pistis” –conjunción perfecta de confianza, perseverancia y compromiso- sí que mueve montañas; y desencadena una fuerza insospechada capaz de hacer realidad el “nada es imposible”.Te aseguro que retomar tus retos con fe, es decir, con confianza, compromiso y perseverancia, aunque no siempre muevas montañas, te facilitará el subirlas y bajarlas. ¡Haz la prueba!
Los propósitos de Año Nuevo son demasiado ambiciosos para que se mantengan en Febrero. No conseguirás el cambio decidiendo cambiar a primeros de año, sino avanzando poco a poco, con suavidad, a base de pequeños empujones (nudge) . Hoy, en lugar de centrarte en lo que no puedes hacer en ese momento ( metas elevadas ), céntrate en lo que sí puedes hacer en este momento ( pequeñas acciones).
Un “Nudge” es un pequeño empujoncito, que puede producir grandes cambios con el paso del tiempo. Cuando cambias a base de un pequeño gesto creas un recuerdo que puedes recuperar la próxima vez que te entre el desánimo. Si ya lo has hecho antes, ¿Por qué no vas conseguirlo ahora?. En cada situación difícil avanzas a pequeños empujones, animándote a ti misma a sentirte un poco más valiente y con más confianza.
Daniel Kahneman, define empujoncito como “inversiones infinitesimales” que conducen a unos “beneficios medianos” . “Un pequeño empujón ( nudge ) el impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad” ( R.Thaler y C.Susntein ), me ha enseñado a desaprender esos malos hábitos adquiridos y disfrutar más de la vida.
Un tren sin frenos no se detiene hasta que una fuerza le impida seguir “descarrilado”. Para parar necesitas tomar conciencia de una fuerza: la fuerza que te da el sentir que tienes derecho a hacerlo.
El estrés o la impotencia no es la fuerza que para el tren si no la fuerza que lo acelera para estrellarlo.
Estando presente en cada momento, poco a poco, con el paso del tiempo, llegas al lugar donde querías llegar… y tal vez, al empezar ni sabías exactamente cuál era.
Estaremos presentes hoy también.
En un instituto de Chicago el alumnado tienen que aprobar una serie de cursos para terminar los estudios, y si no aprueban uno, reciben un “Todavía no”. Si recibes un suspenso piensas “soy una nulidad, no estoy yendo a ninguna parte”. Pero si recibes un “todavía no” ves que te encuentras en una curva de aprendizaje y lo mejor está aun por llegar.
Al igual que las escuelas, nuestras mentes, deberían de abandonar y soltar la mentalidad fija de las pruebas, calificaciones, demostraciones y elogios a la inteligencia. Nuestras mentes podrían empezar a fomentar la mentalidad de progreso, elogiando la dedicación, la concentración, la perseverancia y los progresos. Céntrate en el proceso y no en los resultados. Cultiva la creencia de que las tareas difíciles son una oportunidad para el aprendizaje en vez de un reto que potencia tu sufrimiento.