Conquistar el silencio y sentirte cómoda en él te pide disciplina. Percibir, presenciar y darte cuenta implica la creación de un ambiente específico que dará forma a este tipo particular de aprendizaje.
Durante un tiempo has creído necesitar estímulos externos, viajar, conocer, saber y recibir información de todo tipo. Ahora sientes necesitar un espacio tranquilo y reflexivo para encontrar el sentido de tus pensamientos y sentimientos internos.
Cuando te encuentras en medio de la naturaleza eres capaz de salir de tus pensamientos y sentirte como parte de un Todo que fluye. Curiosamente, ahí escuchas tu voz más íntima, que te susurra nuevas formas de ver y pensar. Es el viaje a tu propio paisaje interior, tan enriquecedor como el exterior.
Hay otra forma de vivir, relacionarte y trabajar. Desde la Presencia.
Has desarrollado habilidades, competencias y acumulado conocimiento. Sin embargo en tu educación no entraba la asignatura “intuición”. Unicamente desde la Presencia accedes a esa sabiduría interior – y no sólo a tus conocimientos-.
El ruido no te permite practicar el acto de estar Presente y escuchar los insights sobre tu propósito y tu trabajo. Presenciar significa estar en silencio en medio de ese ruido exterior y murmullo interior de pensamientos que habitan en tu mente.
En el espacio de silencio, surge un saber interior, visión interna, entendimiento, comprensión clara, insight de manera natural . Desde ese saber interior podrás introducir cambios en ti, en tus relaciones y en las organizaciones en las que trabajas. Es el lugar del claro. A partir de ahí conoces cuál es el siguiente paso a dar.
Cuando te encuentres ante situaciones aparentemente imposibles de resolver, puedes responder de una forma más profunda, creando las condiciones para que surjan verdaderos insights.
El exceso de cosas produce ruido y disminuye tu capacidad de estar Presente y Sentir . Necesitas despejar la pista de despegue – o de aterrizaje, como prefieras-.
Tienes un recurso y herramienta útil y práctica ( sencilla aunque no te resultará fácil por momentos ) que puedes poner en práctica ahora mismo. Vacía, suelta, deja ir, simplifica, tira, dona, recicla, regala. Despréndete de objetos, libros, revistas, recuerdos. Libera espacio en todos los ámbitos de tu vida. Puedes empezar ahora por un cajón.
Recuerda: Ante la duda, lo más seguro es que no lo necesites. Tienes la oportunidad de vivir mejor con menos cosas. Ya eres y tienes todo lo que necesitas para ser feliz. Ah! Y no olvides vaciar también desde la Presencia, siendo totalmente consciente y atento a cada acción que realizas.
Quieres escucharte decir esa frase: “Puedo vivir con poco y lo poco que necesito lo necesito poco”.
¿Cómo sería vivir con el mínimo de cosas, información, relaciones, comida, experiencias, aprendizajes…? Tendrías que cuestionarte varias creencias arraigadas en en ti en cada momento.
Puedes vivir con Presencia, consciencia, honestidad y coherencia, practicando la lentitud, sencillez y el momento kairos.
Comienza hoy. Tienes 45 días para vivir así y comparte tu experiencia cada mañana.
En vuestra familia aprendisteis lo que es una taki-cosa.
Recuerdos que se compran en vacaciones. Utensilios graciosos que se logran por poco dinero aunque no sabes muy bien para que sirven.
Una persona mínimamente minimalista tras vaciar su vida, toma conciencia de qué, cómo, por qué y para qué compra.
Ya has aprendido a vaciar tu mente de aquel parloteo constante y pensamientos inútiles.
Ahora observa tu armario y trastero, tu despacho y ordenador . Observa tu agenda, tus relaciones, tu vida social.
El minimalismo vital te cargará de energía.