Comprender hasta qué punto siguen siendo legítimas y defendibles  tus creencias y juicios te resultará fundamental. Poner un foco sobre algunos mecanismos con los que actúas te permite comprender el porque de tu forma de vivir.

Por ejemplo, aprendiste que ser generosa con los demás te ayudaba a sobrevivir. Hoy por ti y mañana por mí.

Desde esa necesidad de los demás para sobrevivir , reprimiste determinados instintos naturales para favorecer a tu grupo y para desarrollar comportamientos que favorecieran tu aceptación en el grupo. Has desarrollado empatía, capacidad de sentir remordimientos, celos, culpa,afecto por los demás y el  altruismo recíproco.

Tu generosidad tiene sus raíces en un instinto de supervivencia. Los genes son solo un punto de partida, un condicionamiento que llevas programado. El “hoy por ti, mañana por mí” es sólo la base evolutiva sobre la que se asienta tu tendencia, pero no implica que realices buenas acciones para conseguir que te devuelvan el favor otro día. Los genes no obligan sólo condicionan y te predisponen.

Únete a mi blog.